La Fiesta Inesperada - Capítulo 1



Las dos están sentadas en el porche, hablando como siempre, pero esta vez hay algo distinto. Hablan sobre el futuro. Ese tema que tanto teme Victoria. Han sido amigas desde pequeñas, pero ya están en el último curso de la ESO y los caminos las van a separar. Y si no es ahora, pasara en algún momento. Gala en cambio no está tan preocupada, siempre ha querido ser adulta, poder hacer lo que quiera, que sus padres no la controlen, aunque eso suponga cambios. Dos amigas totalmente distintas, Vicky morena, Gala pelirroja, Vicky tímida, Gala con mucho empuje.
- ¡Venga ya, Vicky! – Le dice Gala. – No es para tanto, siempre podremos hablar por teléfono.
- Pero…
- ¡Ni peros, ni ostias! No va a pasar nada porque nos separemos. Conoceremos a gente nueva, podremos...
- Para ti es fácil decir eso. – Le corta Victoria. – Tú no tienes problemas para socializar, a mí me da miedo. 

Al decir eso se le hace un nudo en la garganta, no quiere admitirlo, no le gusta reconocerlo, pero es verdad, tiene miedo de que la juzguen, de que piensen mal de ella… Siempre le ha tenido miedo. Gala se está empezando a enervar, odia la gente tan negativa, aunque aguanta a Vicky por su tan extensa amistad. Deciden que es mejor no hablar más del tema, así que entran en casa de Victoria y suben al segundo piso, a la habitación de la chica. Han decidido dormir juntas ya que la madre de Gala no está en la ciudad.
Tarda poco en aparecer por la puerta Isa, la hermana pequeña de la morena. Isa adora a la pelirroja, es de las pocas amigas que tiene su hermana y en sus 10 años de vida es la que más veces ha visto en su casa, ya casi forma parte de la familia. Nada más entrar se tumba en la cama entre los peluches, que aún reposan en la cama de su hermana mayor, y aplasta sus rizos prácticamente negros contra ellos. A las otras dos no les molesta en absoluto la presencia de la pequeña, ya se han acostumbrado después de tanto tiempo, así que siguen hablando.


- ¿Ya tienes el trabajo hecho?


- ¿Qué trabajo? – Pregunta Gala.


- Venga, Gala, tienes que poner de tú parte. Sino no aprobaras tecnología.


- Vicky, la voy a suspender sí o sí y lo sabes. Carlos me tiene manía.


- Ala, chica, no te pases.


- Tú lo dices porque todos te aman. – Dice la aludida entornando los ojos.


Isa las mira como si estuviera en un partido de tenis y, a la vez que la pelirroja, alza los ojos al cielo. No entiende porque están hablando de esas trivialidades. Las ha oído desde la ventana, hablaban sobre que alguien ya no iba a estar con alguien y está segura de que una de esas dos personas es Gala ya que, aunque quiere mucho a su hermana, es una mojigata.


La pequeña decide salir de la habitación porque sabe que no va a conseguir ninguna información. Nada más cruzar la puerta Isa, Gala cruza la habitación y abre la ventana. Saca una cajetilla de tabaco de su bolsillo. Coge un cigarrillo de su interior junto el mechero, se lo coloca en los labios y lo enciende. Expulsa el humo. Se moría de ganas por hacerlo. El día ya ha sido lo bastante duro como para aguantar un minuto más. Desde que, por la mañana, nada más entrar al instituto, cuando un chico de su clase, sin razón aparente, le ha dicho “No ha hecho más que empezar el día y ya vas provocando.”, hasta hace una hora, cuando una chica la ha insultado por decir lo que pensaba cuando se estaban metiendo con otra chica de un curso menos.


Mientras su amiga pensaba todo eso, Victoria la mira con miedo a que sus padres descubran lo que está haciendo. Hace bastante que sabe que Gala fuma, pero todavía no se ha acostumbrado.


Gala le da la última calada a ese pequeño cilindro del que ya solo queda la boquilla, lo apaga con el tacón de la bota y lo tira por la ventana. Empieza mirar el teléfono como si nada hubiera pasado y se tumba en la cama.


- Deberías dejarlo. – Dice Vicky, Gala deja el móvil y la observa durante unos segundos antes de volver a su cometido. – Te está matando los pulmones.


- Venga, Vicky, que no pasa nada. Cambiando de tema, ¿Has visto al hermano de Lorena?


- Obviamente, imbécil. – Dice con cariño. – Guille es mi mejor amigo.


- Dejando de lado que eso me ha ofendido. – Responde con un falso gesto de dolor y enseñándole el teléfono a la otra chica. – Cada vez está más bueno.


Vicky rueda los ojos y después mira el aparato. En él está reflejada una foto de este verano, que curiosamente tomó ella, en la que aparece Guille de espaldas en la playa, lleva una camiseta de manga corta rosa y unos piratas vaqueros. Se acuerda de ese momento, volvían de tomar un helado en un bar un poco lejano de su apartamento cuando a la chica se le antojo entrar a la playa, pero como condición su amigo le dijo que le tenía que hacer una foto. Así fue y lo siguiente que pasó fue un paseo por la orilla y una pequeña apuesta que tenía que cumplir durante este curso.


Después de esto, las dos amigas deciden cambiarse. Gala se pone su pijama corto azul y blanco y Vicky únicamente se pone una camiseta de manga corta que antes pertenecía a su hermano mayor. Esta última enciende la mini cadena, sube la música y las dos chicas empiezan a cantar. La planta de arriba únicamente tiene los dormitorios, la sala que hace de biblioteca y un baño, por lo tanto, pueden hacer todo el ruido que quieran. Además, sus padres como cayendo en la cuenta de ello, mientras construyeron la casa tomaron la decisión de insonorizar las habitaciones.


Después de un par de canciones suena una canción especial para las dos. No me voy a rendir. Esa canción que ha ayudado a ambas a seguir adelante, a no derrumbarse. Cada una en su pretexto, pero las dos con el mismo sentimiento. La cantan, la bailan, la disfrutan, la sienten y cuando termina caen rendidas a los pies de la cama. De repente un sentimiento de tristeza aborda a Gala, no es la primera vez que le pasa, es como si la pesadumbre, el agobio y la desolación llegaran sin que ella hubiera sentido en ningún momento, es difícil de explicar con palabras. Por su parte, la morena siente esperanza, como si nada ni nadie la pudiera parar. Dos sensaciones contradictorias que terminan igual, en un suspiro. Mientras ambas miran al techo, el sonido de Rompecorazones las hace reír, seguidamente Gala se levanta a por su teléfono.


- ¿Si?... Ya, cariño, pero ¿qué pasa?... En casa de Vic… Sí, sí… Pásate en 5 minutos… Valeee… Sí… Adiós. – Gala cuelga y mira a Vicky. – Ahora vendrán Yago e Iván. – Dice con una sonrisa.


- No jodas Gala. Ya sabes que no me dejan traer a nadie.


Vicky se ríe sutilmente, tampoco le parece mal del todo. Eso sí, sus palabras son verdaderas, no le dejan llevar gente a casa entre semana. Exceptuando a Gala.


- ¿Quién es?... Hola… Sí… Estoy con Gala… Sí, bueno, ¿me puedes hacer un favor, tato?... Sí… Sí. -Frunce el ceño. – Que va… A ver… No le quiero, imbécil… Bueno, eso sí… Sí, hablamos mañana… Te quiero mucho… Agur. – Cuelga y deja el teléfono en la mesilla. – Vale pueden venir.


***


- Venga Lore. – Dice el chico a su hermana, la chica lleva encerrada en su cuarto casi tres horas. – Que no pasa nada.


- Eso lo dices porque no te ha pasado a ti. Se van a reír de mí.


Guille sonríe al otro lado de la puerta. No le ha pasado eso, pero se acuerda de lo que le paso a Isa hace unos años. Esta tarde Lorena ha decidido teñirse las puntas de un color rosa palo, para renovar su estilo, después de habérselo aplicado y de haber esperado más de media hora, al quitarse la toalla ha descubierto que el color verdadero era azul eléctrico que, junto su melena dorada y sus grandes ojos marrones, es aún más metálico. En opinión del chico no le queda tan mal, pero no va decírselo Es su hermana, como suele decir Iván “está en contra del reglamento”.


- ¿Desde cuándo te importa la opinión de los demás? - Pregunta Guille a su gemela y al parecer surge efecto porque abre la puerta. – Tranquila, lo solucionaremos, no pasa nada.


Después de un rato hablando sobre cómo arreglarlo, optan por la solución más fácil. Una llamada y listo.


- ¿Qué le pasa a mi chico? – Su tía Sara es peluquera, seguro que ella lo puede solucionar.


- Tía, tenemos una urgencia… - Dice sin terminar el chico


- No digas más, ahora voy para allí.


Cuelga el teléfono y coge su chaqueta.


- A ver, ahora vendrá. Yo, mientras, me voy, que me reclaman. – Le guiña un ojo a su hermana haciendo que esta se ría, le da un beso en la mejilla y se va.


Vicky le ha pedido que vaya a su casa. Esa chiquilla que lo trae por la calle de la amargura, lo tiene loco, con su imperturbable sonrisa y gran carácter. La conoció en la playa hace unos 7 u 8 años, le pareció bastante simpática y, por qué no decirlo, muy guapa. Además, cuando se enteró de que vivía en su misma ciudad quedo asombrado, no tenía nada que ver con las chicas con las que solía estar, era como su gemela, algo rara, pero interesante. Anda únicamente dos calles, pasando por delante del parque donde tanto había jugado con sus amigos, hasta que llega a una gran casa azul pastel con tejado de pizarra y, por lo que puede notar, están Iván y Yago, por lo tanto, Gala también.


Guille se acerca a la puerta y llama tranquilamente. Le abre la puerta Carolina, la madre de la chica, indicándole que las chicas están en su cuarto. Ostia, no sabe que están aquí los chicos. Sube las escaleras mientras la música le empieza a llegar, cuando está frente la puerta escucha la voz de Vicky.


- Iván ya vale… Para… Sí… Yo también… Para… Iván estas borracho…


Abre la puerta, no hay ni rastro de Yago ni de Gala, pero en cambio está Iván tumbado encima de Vicky, ¿chupándole el cuello? Guille se acerca a ellos y coge a Iván por los hombros y lo deja sentado en uno de los sofás de la habitación para dirigirse después hacia Vicky sin darse cuenta de que Iván vuelve a ir hacia la chica, protestando por su acto.


- Hey… Hey… Tío… Venga vamos a sentarnos… ¿Sí? – Le dice Guille a el chico cuando se da la vuelta y lo ve a su lado.


Esta vez sí, lo deja sentado en el sillón medio dormido y se acerca a la chica, que ahora está mirando se en el espejo la marca morada que le ha dejado Iván en el cuello.


- - ¿Estás bien? – Le pregunta a Vicky y esta sonríe en el espejo.


- - Sí, tranquilo. Esto con un pañuelo se arregla.


- ¿Y los otros dos?


- Ja… En el baño. ¿Y Lorena? – Le entra una risa tonta.


- Ha tenido un problema de peinado. – Dice Guille riéndose.


Después de eso la conversación se torna más sencilla, hablan de cosas sin sentido. Se sientan en la cama mientras siguen hablando con los ronquidos de Iván de fondo, típico, y justo en ese momento salen del baño la pareja restante. Él lleva marca de pintalabios alrededor del borde de su camiseta gris de Lurte, ella lleva el pelo alborotado y va sujeta de la cintura por él. Gala mira a Vicky atónita cuando ve el chupetón tan… grande que lleva en el lado derecho, cerca de la oreja. La otra chica niega con decisión para que negar que es de Guille haciendo que su amiga se ría.

-        -  Hey, tío, ¿qué haces aquí? – Dice Yago, que seguidamente mira a Vicky y se señala el cuello. – Vic… ¿Qué te ha hecho este gamberro? – Y nada más terminar se empieza a reír.

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